EL QUE SIGUE CONDICIONANDO A LOS DE ARRIBA, EL QUE SIGUE DESAFIANDO A LOS DE ABAJO
* Por Luis Zamora (integrante de Autodeterminación y Libertad)
(Publicado por Miradas al Sur el 19 de diciembre de 2010)
10 años ya de aquel 19 y 20. Cómo olvidar ese diciembre. Desocupación masiva, familias enteras sin un solo ingreso. Angustia. Indignación. El menemismo había dejado un país endeudado, rematado, empobrecido. La Alianza un sentimiento de estafa al verificarse una continuidad. Venía acumulándose desilusión tras desilusión desde aquellas expectativas del 83. En los últimos años desocupados dejaban las banquinas y habían empezado a llenar de dignidad las calles y las rutas. Años de protestas y de movimientos nuevos. Dos meses antes se votaba masivamente contra el gobierno y la mayoría de la dirigencia política. El voto bronca. Una brecha enorme entre la población y los partidos del sistema. Desprecio desde arriba. Más bronca. Hambre que se extendía. Odio a Bancos, privatizadas, FMI. Algo se venía.
Lo detona de la Rúa con su Estado de Sitio.
La bronca estalló. Espontánea, simultánea. Cacerolas que convocaban y expresaban una rabia colectiva.
Multitudes en las avenidas que llevaban al centro. Iban en busca del poder mientras descubrían en el camino que habían decidido gritarle BASTA.Y andando descubrieron otro poder, el que surge cuando una mano se suma a la otra y un cuerpo se abraza al de al lado. El que se construye desde abajo en la decisión de ir juntos en busca de los de arriba.Nunca como en esos días se hizo tanta política. Porque la hizo el pueblo. Grandes y pequeñas ciudades de todo el país vivieron episodios similares. El PJ extorsionaba al gobierno con eventuales coaliciones, la CGT se borró como nunca, la CTA dejó las calles con la indignación de muchos de sus integrantes que se quedaron, la izquierda fue reprimida sin entender que las batallas no son tiempos de marchas rituales lo que llevó a sus militantes a resistir como pudieron.Vimos a HIJOS, motoqueros, MTDs, a Madres, mezclados con miles y miles de empleados de clase media, jóvenes de las barriadas, laburantes que avanzaban y retrocedían en medio de la represión. Piedras contra balas. El gobierno de De la Rúa agonizó causando cerca de 40 muertes. Pero no pudo parar la rebelión que surgió sin convocantes, bien desde abajo y llevó adelante un acto profundamente democrático. Democracia no es elegir y aguantar. Es elegir y sacar sino se cumple. El pueblo argentino dejó con sangre esa lección enorme. La que han tratado de tapar desde entonces el poder político y económico. Democracia directa. Gobierno del pueblo. Eso es poder popular o del pueblo trabajador. Por supuesto que en el mundo capitalista eso se niega con el engaño de la llamada democracia representativa. Hoy desde el gobierno se habla de la “recuperación de la política”. Nunca como en esos días se hizo tanta política. Porque la hizo el pueblo. Y luego se intentó avanzar más con el grito “que se vayan todos que este pueblo puede solo”. Pero a ese desafío no pudimos responderlo como pueblo, no supimos lograr la autoorganización para enfrentar a la dirigencia de los partidos tradicionales. Se intentó, crecieron las asambleas, los movimientos de trabajadores desocupados, las fábricas recuperadas. La movilización contestó a los asesinatos de Santillán y Kostecki derrotando los intentos continuistas y aunque hasta allí se llegó, en ese camino también se dejó claro a los de arriba que ya no había lugar para la peor cara del llamado neoliberalismo.
Vino la brutal devaluación, la pérdida del 40% del salario y los empresarios que la impulsaron se lanzan a explotar esa mano de obra barata. Comienza la reactivación y a bajar la desocupación y coincidentemente empiezan a subir los precios de los granos y el petróleo. La suspensión de parte de los pagos de deuda externa pone a disposición de Duhalde miles de millones de dólares. Bajan las tasas de interés internacionales. Empieza una coyuntura inédita para el país y la región. Entra más de lo que sale. El gobierno derrama planes sociales por todos lados. El asambleísmo es combatido por el PJ. La CTA y la izquierda no lo apoyan.Pero a ese desafío no pudimos responderlo como pueblo, no supimos lograr la autoorganización para enfrentar a la dirigencia de los partidos tradicionales. Entre las mejoras económicas y el escepticismo político empieza a debilitarse. El gobierno que sube en el 2003, lamentablemente para los que esperan algo distinto, busca acumular poder demostrando que puede asegurar los negocios empresarios y desmontar ese proceso de poder popular. La reactivación ya es crecimiento e irá logrando esos objetivos con una política de concesiones a ese pueblo que había marcado con su rebeldía claros límites al Estado; política que mantendrá. Hoy nos encontramos con una economía más extranjerizada y concentrada con ganancias superiores a los 90 lo que se evidencia en las formidables remesas de utilidades al exterior. El modelo agroexportador basado en la soja y la megaminería extractiva desnudan, como en todo el continente, el saqueo multinacional de los bienes comunes que excluye la soberanía alimentaria y acarrea la contaminación consiguiente. Se juntan reservas que facilitan fuga de capitales y garantizan pagos de deuda externa como nunca antes y, a pesar de ello, el monto de lo adeudado crece sin parar.Y como complemento hay un proceso de reindustrialización, que se aparta de la etapa anterior aunque subsidiado y limitado al ensamble y armaduría, como el automotriz, o ligado al agro y contaminante, como el del biodiesel. Y, sobre todo, recordando el 2001, se asegura un gran derrame con políticas sociales. La desocupación y la pobreza bajan mucho pero la precarización y los topes estructurales de esa reducción evidencian la inequidad en la distribución. Logra expectativas y luego adhesiones y hasta sectores juveniles se sienten atraídos por banderas democráticas que enarbolan arriba. Algunas como el matrimonio igualitario o los juicios a los genocidas son conquistas imborrables de luchas que vienen de antes y que el 2001 potenció. Paradojalmente la “política” volvieron a hacerla los “polítícos”. Los del PJ, la UCR, el Pro, o la centroizquierda, esa que, como otros, estuvo con la reaccionaria Mesa de Enlace. Pero los aparatos partidarios siguen atravesados por la profunda crisis de representación y la brecha que no se acorta con el pueblo. Y las decisiones las toma un puñado desde el poder lo que se contrapone con esa cultura de participación de los de abajo que surgió del 2001 y quizás también con la de muchos jóvenes que se acercaron atraídos por algunas banderas que levanta el gobierno.
El Poder brega por sacudirse los límites que le sigue poniendo el 2001.Se agudiza la crisis en el mundo. Vuelve el riesgo de que salga más de lo que entra.¿Porqué no tocar al poder económico en vez de pensar en restringir las huelgas, ajustar salarios y la política social y, como denuncia el propio CELS, acentuar la represión?
Por abajo el proceso continúa. Cada protesta recurre a una asamblea. Y muchos movimientos político sociales han seguido luchando por cambiar las estructuras económicas y políticas. La crisis del capitalismo en el mundo y las luchas obreras, de los jóvenes y la de los indignados que la enfrentan en Grecia, Italia, Chile, Islandia, EE.UU. o el mundo árabe nos reafirma en ese camino que lo sentimos latinoamericano. A nosotros y a otros movimientos político sociales el 2001 nos sigue desafiando a construir esa alternativa de los de abajo. O mandamos o nos seguirán mandando.