La lucha está planteada: Frente a ganancias empresarias extraordinarias y los legítimos reclamos de aumentos del 50 % el gobierno nacional insistirá en ajustar el salario
*Por Luis Zamora (integrante de Autodeterminación y Libertad)
En los últimos días del año que pasó y con motivo de declaraciones de varios gremios de que en el 2015 se pedirían aumentos salariales del 50%, el ministro Kicilloff expresó: “Los salarios no pueden subir 20 por ciento más que los precios que cobran las empresas donde la gente trabaja, sino se fundirían todas las empresas” (“Radio Continental”, reproducido en “La Nación”, 15/12/14). Lo mismo señaló el Jefe de Gabinete Capitanich “Pensar en 50% de aumento es absolutamente exagerado y desmesurado”. (“Paritarias 2015: más sindicatos reclamaron un 50% de aumento” -“Infobae” – 16 /12/14). Es decir, es la posición del gobierno nacional, no de un ministro.
Por supuesto, en sintonía con el gobierno, los empresarios negaron un porcentaje de inflación que justificara esos reclamos, pero fueron dirigentes sindicales, Caló y Pignanelli, los que salieron a defender públicamente los intereses patronales y el criterio del gobierno que también es empleador y lo hicieron casi con los mismos términos que Capitanich. (“Caló: “Es muy prematuro e irresponsable hablar de aumentos” – “Infobae” -17/12/14)
La pérdida por inflación en el 2013 y en el 2014
Más allá del carácter de “bravatas” a las que nos tienen acostumbrados los burócratas sindicales de cualquiera de las CGT -en este caso los gremios del Transporte todavía están en la CGT oficialista- bravatas que suelen ser preludio de grandes traiciones, las declaraciones con las que contesta Kicillof no se corresponden, en primer lugar, con la realidad ya que no es ese el porcentaje de aumento de los precios que “cobran las empresas” y, en segundo lugar, desnudan la defensa de los intereses empresarios por parte del gobierno nacional frente a las necesidades de los que trabajan.
En efecto reclamar un aumento salarial del 50 % no es reclamar que suban más del 20 % de la inflación (“más que los precios que cobran las empresas”) como señala Kicillof. Los aumentos salariales de este año perdieron frente a la inflación pasada según una coincidencia generalizada del pueblo que sufrió ese ajuste. Solo para desmentir al gobierno recordamos que el mismo sindicalista Yasky, de la CTA oficialista, refutó al gobierno en ese tema y basándose, afirmó, en los estudios del centro de investigación de esa Central, también denunció que se perdió poder adquisitivo este año.
Los aumentos habidos varían por gremio, varían entre los empleados públicos y los privados y varían entre los trabajadores registrados y el enorme sector de trabajadores informales o en negro. (El mismo consultor oficialista Artemio López reconocía que “el universo de asalariados formales –apenas el 60% de los asalariados totales– el 20% que más gana atrapa el 50% de la masa salarial formal privada, mientras el 30% de trabajadores formales de menor salario, toma apenas el 10% del total de la masa salarial formal privada. Notable asimetría salarial que está en la base de la perdurabilidad de situaciones de vulnerabilidad social, aún para empleados formales, que se agrava si incorporamos la segunda gran asimetría del mercado de trabajo actual correspondiente al universo de informalidad, sabiendo que un trabajador informal hoy, recibe un 57% menos de salario que su par formal por igual carga horaria”. “Salarios y sindicatos” – Artemio López – “PERFIL” – 24/06/12)
En el marco de esa fragmentación y asimetría, tampoco hay discusión que los aumentos reales en las paritarias o resueltos fuera de ellas, oscilaron entre el 20% y el 30 %, con un muy pequeño sector por arriba del porcentaje del 30 % (en parte o todo, según el caso, carcomido por el impuesto al salario) y también otro por debajo del 20 %. Tomo el promedio del 25 %, y aunque es verdad que puede haber discusión en este promedio, la polémica no varía de dos o tres puntos para abajo del mismo, discusión además inevitable luego de la perversa destrucción de las estadísticas públicas operada por el gobierno en el INDEC. Por su parte la inflación del 2013 fue de entre el 25 % (CIFRA – CTA oficialista – secretariado Yasky, (Adelanto de Informe de Coyuntura Nº 16”, mayo 2014) y arriba del 30% según otras evaluaciones.Es decir la inflación del 2013 se recupera -y solo en parte- en el 2015, cuando ya hay que pelear por la perdida en el 2014 y empieza el deterioro por la del 2015). No dejamos de recordar que los aumentos salariales son sobre la inflación pasada y que cuando se concretan se ha perdido un porcentaje irrecuperable y ya está corriendo la inflación presente que solo será considerada en las paritarias del año siguiente. Y muchos aumentos se acordaron escalonados y se fueron pagando durante el 2014 cuando las cuotas ya estaban deterioradas por la inflación de ese año (empleados públicos se pagó a partir de julio y la segunda cuota en octubre, como muchos otros gremios) y algunas, incluso, se terminan de pagar recién en este 2015. (en enero los/as trabajadores/as de casas particulares, según lo resuelto por el gobierno nacional, camioneros la última cuota del 2014 se paga en marzo próximo de acuerdo a lo aceptado por Moyano. Es decir la inflación del 2013 se recupera -y solo en parte- en el 2015, cuando ya hay que pelear por la perdida en el 2014 y empieza el deterioro por la del 2015).
La caída del salario real puede haber sido entonces, promedio, de entre 5 hasta del15 % en los aumentos de este año en relación a lo que hubiera correspondido con relación a la inflación pasada. Pero a ello hay que agregarle que en marzo cuando comenzaron las paritarias ya había habido, por lo menos un 10 % de inflación en el primer trimestre. (todos datos según CIFRA – CTA oficialista, Informe citado).“Para los empresarios, los aumentos salariales derivarán en suba de precios pero sus ganancias fueron muy superiores al ingreso de los trabajadores”. De acuerdo con ese deterioro cualquier reclamo salarial para el año que empezó debe arrancar de esos porcentajes para recuperar lo que las patronales y el gobierno le saquearon al bolsillo del trabajador en los aumentos del 2014 por la diferencia con inflación del 2013. Por ello también han tenido una justificación indiscutida tanto los recientes reclamos de reapertura de paritarias como el pago de un “bono” a fin de año. Son intentos de paliar esa pérdida. Hasta Yasky, oficialista, se había animado con el bono: “Efectivamente el salario quedó debajo y como lo muestran los números, hay que dar una cifra a fin de año“. (Minuto Uno, destacado en el original)
Pero además, el año pasado, el 2014, terminó con una inflación de alrededor del 38%. Sólo de la mentira del INDEC surge algo distinto al seguir con sus índices fraudulentos (calcula el 23 %). Y Capitanich que la llegó a avalar. Todos los datos lo desmienten incluyendo estimaciones cercanas al gobierno como las de Miguel Bein (economista de Scioli que estimó casi 10 puntos más) y el propio sindicalista Yasky. Este último afirmó que “en la central obrera que lidera midieron un costo de vida para 2014 de entre 35% y 37%. “Va a ser la cifra donde va a rondar el cierre de la inflación del año”, (“iProfesional, 8/11/2014). Incluso de las declaraciones que estamos cuestionando de Kicillof surge un reconocimiento de, al menos, un 30% por parte del ministro).
Luego al porcentaje perdido en las paritarias de este año -repetimos de entre 5 % al 15 % por la inflación pasada- hay que sumarle, alrededor del 38 % de deterioro por los aumentos de precios durante el 2014. Reclamar entonces, como base, el 50 % para las paritarias de este año encuentra ese justificativo inmediato.
El valor del salario hoy y la ganancia empresaria
Y ello sólo para mantener el poder adquisitivo del salario a niveles similares de los que estaba en promedio a comienzos de los 90 con Menem. (“Miradas al Sur” – 22/5/2011). Lo que a su vez implica valores salariales muy por debajo del promedio en términos históricos si se ve la evolución salarial desde el gobierno de Isabel Perón hasta aquí. (ver Marticorena, datos FLACSO, 2013 que estableciendo un valor 100 en 1974, muestra una caída a un valor cercano a 50 en la dictadura, sube a cerca de 75 en 1984, de alrededor de 55 en 1989, uno de 47/48 en 1991, de uno cercano a 37/38 en el 2002 y de 40/41 en el 2006, año hasta donde llega la autora. http://www.academia.edu/4095001/Argentina ).
En el 2011 se habrían alcanzado valores un poco más altos aunque recién equiparables, como dijimos, a los del comienzo del menemismo. O, dicho de otra forma, el “salario real promedio de la economía se estancó en 2012 en valores apenas un 20% por encima de los 2001” (Alejandro Bercovich, “La crisis nuestra de cada década”). O incluso desde el 2012 retrocedió como lo estamos denunciando aquí (en ese sentido también Julián Blejmar, “Cuesta Arriba”, “Miradas al Sur 7/9/14).
Y vinculado a esto está la clave de las ganancias empresarias en esta década kirchnerista que fue la “caída del costo salarial real”. (respecto al sector industrial, ver Gigliani- Bercovich, 2006 y Grigera- Eskenazi, 2013). Aumento de la explotación por deterioro forzado de las condiciones de trabajo en relación al salario (extensión de la jornada laboral, intensificación del trabajo, reducción de salarios, reducción del salario indirecto). Baja la desocupación pero se impone la precarización y el trabajo en negro para alrededor del 35 % de los asalariados en relación de dependencia.“Al tercer trimestre de este año,(2014) las firmas que cotizan en la Bolsa porteña obtuvieron una rentabilidad promedio 60 por ciento superior al mismo período del año pasado. Pero hay sectores con mayores márgenes de ganancia. Es decir en estos años aumentó la explotación de los trabajadores y allí está uno de los secretos de las enormes ganancias empresarias y núcleo del “modelo” en curso desde el 2002. El otro es el saqueo de los bienes comunes, otra característica de la política económica del gobierno nacional en la década, a caballo de los aumentos de los precios internacionales de los “commodities” y las manufacturas derivadas de ellos. Esa política extractivista ha sido sobre la base de establecer condiciones para la producción y apropiación también de ganancias formidables permitiendo que quede una renta excedente en manos de pocos empresas transnacionales que a su vez acentúa la presión, como lo señala Féliz, “sobre el conjunto del capital no rentista para competir sobre la base de la superexplotación del trabajo”.
La “productividad”.
La mejora salarial que se dio en los primeros años de este ciclo ocurrió “al mismo tiempo que aumentaron las utilidades de las empresas. Esta aparente contradicción se salda cuando se observa la fuerte alza que registró la productividad laboral, que implica la apropiación del capital de una parte proporcionalmente mayor del incremento de la riqueza global de la economía. (“Salario real”- Alfredo Zaiat – Página 12 – 15/7/12). En el mismo sentido agrega Zaiat que “El último informe de coyuntura del centro de estudios y formación de la CTA-Yasky (se refiere al Informe del 2012) precisa que durante la posconvertibilidad la productividad creció continuamente. Señala que si bien el costo laboral también se incrementó en el período, lo hizo a una tasa menor, de manera que el costo laboral unitario se redujo, incrementando la rentabilidad empresaria. Define que “entre 2009 y 2011 la tasa de crecimiento de la productividad se aceleró en relación a años anteriores alcanzando en 2011 un valor 31,6 por ciento superior al del final de la convertibilidad”. (En cuanto al aumento de la productividad, es decir de la explotación obrera, como fuente de la ganancia empresaria también lo reconoce Horacio Verbitsky, “El despegue”- Página 12 – 27/1/2008).
Con mayor contundencia lo describe el EDI: “En el sector formal el salario aumentó 285% en promedio entre diciembre del 2001 y julio 2010. Según el índice de inflación que se tome para realizar la comparación (INDEC, cálculos provinciales, estimaciones privadas), ese incremento se ubica por encima o por debajo de la carestía. Entre los economistas existe cierto consenso en evaluar que ha predominado cierta paridad entre las dos variables. Pero en el mismo período se registró un aumento de la productividad muy superior al incremento de los salarios reales y por esta razón los costos salariales decayeron. El contraste es más significativo si la evaluación se realiza comparando con los beneficios. Las ganancias de las empresas se duplicaron en la última década y su patrimonio es 200% mayor que en el 2003. La “tracción del modelo por los salarios” -que ponderan algunos simpatizantes del curso actual- es discutible o debe relativizarse ante semejante expansión de la tasa de ganancia”.(“Afloran los límites del modelo” – Un balance de los Economistas de Izquierda – “Rebelión” – 04-04-2012).
Es rechazable, entonces, que exigencias obreras que implican apenas mantener el valor real del salario que se pagaba al comienzo de la infame década de los 90 y con ritmos de producción de superexplotación como los actuales, para el gobierno, a través de Kicilloff, sea motivo para alertar que con ellas “se fundirían todas las empresas”.
La rentabilidad empresaria actual
Veamos entonces la situación de las empresas que se “fundirían” según el ministro: “Al tercer trimestre de este año,(2014) las firmas que cotizan en la Bolsa porteña obtuvieron una rentabilidad promedio 60 por ciento superior al mismo período del año pasado. Pero hay sectores con mayores márgenes de ganancia. Las 19 empresas industriales que informan sus balances presentaron en el tercer trimestre una ganancia acumulada interanual de 122 por ciento. Las doce compañías del rubro agropecuario/alimentación obtuvieron una rentabilidad acumulada 222 por ciento mayor al mismo período de 2013; los bancos, del 86 por ciento, y las vinculadas al negocio de la construcción/inmobiliaria, del 72 por ciento”. (“Sobran los motivos para los brindis empresarios”, “Página 12”, 9 de diciembre de 2014, “Las principales empresas que cotizan en Bolsa ya ganaron más que durante todo el año pasado”. (“TELAM” – 20/11/14, 11:54 hrs.).
Resaltamos entonces: “rentabilidad promedio 60 por ciento superior al mismo período del año pasado”. “Pero hay sectores con (…) con una ganancia acumulada interanual de 122 por ciento”. Y otros “obtuvieron una rentabilidad acumulada 222 por ciento mayor al mismo período de 2013; los bancos, del 86 por ciento, y las vinculadas al negocio de la construcción/inmobiliaria, del 72 por ciento”. Como para que el órgano periodístico simpatizante del gobierno titule “Sobran los motivos para los brindis empresarios” y la agencia estatal contradiga los temores del ministro Kicillof, “Las principales empresas que cotizan en Bolsa ya ganaron más que durante todo el año pasado”, precisando que hasta septiembre llevaban “una ganancia en conjunto de $35.000 millones, con crecimiento en sus utilidades que duplicaron en muchos casos a las registradas en el mismo período de 2013”. “Duplicaron sus utilidades”, reconoce “Telam”.
Claro que, en una parte importante, ello ocurrió, precisamente, por ese robo al salario de los trabajadores promovido por el gobierno (y por la precarización laboral). Allí se explica que las empresas tuvieran esa rentabilidad. Es lo que reconoció el periodista Pablo Galand, en el diario oficialista “Miradas al Sur”, en el artículo que lleva el sugestivo título: “No es la inflación, es la rentabilidad” – (“Miradas al Sur” – 13/6/2010) donde el periodista ya refuta por adelantado el criterio equivocado de Kicillof: “Para los empresarios, los aumentos salariales derivarán en suba de precios pero sus ganancias fueron muy superiores al ingreso de los trabajadores”.
Y la opinión de los funcionarios ayer
Vale recordar que en el 2010, el economista Emmanuel Alvarez Agis, cuando era miembro del CENDA (Centro de Estudios para el Desarrollo Argentino, fundado e integrado también por Kicillof) y todavía no era viceministro de Economía como en la actualidad, también señalaba lo contrario del Ministro. Refiriéndose a la crisis global del 2009 y su repercusión en la Argentina, y en un artículo de “Miradas al Sur” del 2010 en el que se describía que “Durante la crisis del año pasado, ante un panorama de desaceleración del crecimiento económico, los empresarios impusieron en la negociación salarial el criterio de frenar los aumentos para de esa manera garantizar las fuentes de trabajo”, se incluía la opinión de quien todavía no era funcionario ante la situación planteada con salarios y rentabilidad entre el 2009 y 2010, que creemos parecida, en esta relación, a la producida entre el 2013 y 2014, y se lo hacía en estos términos: “Sin embargo, como lo señala Agis, las empresas no dejaron de crecer durante (el año 2009 se refiere) y en cambio los salarios no acompañaron ese crecimiento” y seguía Agis, “Un indicador claro de rentabilidad que es resultado bruto/venta nos muestra que en el caso de Tenaris fue de 44% en 2008 y 40% en 2009; Aluar: de 33% y 22%; San Cor: de 24 %y 27%, Loma Negra de 32% y 31%, Quick Food 21% y 20% y Molinos de 9% y11%. Es decir que de la peor crisis mundial del ’30 para acá, muchas de las empresas argentinas ni se enteraron” y concluía el actual viceministro reconociendo a los trabajadores el derecho que ahora su ministro le niega: “Por lo tanto, en estas paritarias los sindicatos están diciendo: ‘en 2009 me dijiste que no, entonces ahora actualicemos un poco más”. (“No es la inflación, es la rentabilidad” – “Miradas al Sur” – 13/6/2010, ya citado)
Y es lo que trata de encubrir la declaración del ministro de Economía anticipándose, en representación del gobierno, a que los reclamos y próximas luchas del movimiento obrero aspiren a recuperar el saqueo al salario sufrido. Porque si las empresas están lejos de fundirse y es el salario obrero el deteriorado, el discurso del ministro pasa a ser igual al de cualquier gerente de recursos humanos en cualquier empresa, planta u oficina ante un reclamo de sus trabajadores. “No pidan mucho aumento porque se funde la empresa”. En suma, lo que intenta el gobierno es mantener el ajuste en curso y que sea la explotación del pueblo trabajador el que siga garantizando las ganancias empresarias, esas que no tocó, precisamente, en los últimos diez años.Para pelear por ello no se puede depender de los Moyano o los Caló que son los dirigentes que, con una postura o con otra, han venido avalando este robo. Fundamentalmente deberemos depender de nuestra auto-organización. “Se la llevan en pala”, reconoció la propia presidenta más de una vez mientras lo seguía posibilitando. Ahora la política oficial es que los aumentos próximos sean sobre la base de la inflación que se espera y no sobre la que ya pasó. En un contexto de recesión aguda y de tipo de cambio coyunturalmente estable por medidas de corto plazo, la inflación sigue alta y subiendo pero en porcentajes menores en los últimos dos o tres meses. Y sobre esa suba de precios del último trimestre, proyectada -la inflación que dice el gobierno que vendrá- se pretende tomar como pauta para la discusión salarial. ¿Y la inflación del 2013 y del 2014? Hay que olvidarla; caso contrario se “fundirían” las empresas, según la preocupación de Kicillof y Capitanich. (Bein, el economista de Scioli lo acaba de proponer: “El economista anticipó que para 2015 se prevé ‘una economía en recuperación, el salario ganándole a la inflación esperada –que está en plena desaceleración–, y el salario ganándole al dólar, con lo cual indudablemente la economía argentina va a seguir recuperándose”. (“Página 12” – 1/1/15, subrayado mío). Traducido, continuar el ajuste consiste en que el gobierno logre que los trabajadores acepten no reclamar por la inflación pasada, los salarios aumenten en porcentajes de alrededor del 20 % al 30 % de modo de garantizar que continúen, en este contexto de recesión, las ganancias empresarias.
Por lo tanto están más que fundamentados los reclamos de los trabajadores y más que planteado la necesidad de preparar la lucha por una recuperación salarial, como mínimo, equivalente a la inflación y al deterioro en el poder adquisitivo de los ingresos. Y debe incluir la pelea por “blanquear” el trabajo en “negro”, pelear porque los ingresos de los trabajadores alcancen, también como mínimo, un monto equivalente a la canasta familiar y eliminar el impuesto al salario.
¿De dónde saldrían los recursos? De esa enorme rentabilidad empresaria, obtenida de saquear el esfuerzo obrero, a través de la baja del poder adquisitivo del salario. “Hay posibilidades reales de alcanzar una mejora estructural distributiva. Más aun en un contexto de persistencia de tasas de rentabilidad entre las grandes empresas que duplican a las que se verificaban durante la Convertibilidad”, aseguraba el economista Arceo, investigador entonces, y antes de ser designado también funcionario por el mismo Kicillof (“Alcances y desafíos para llegar al 50 y 50 entre capital y trabajo” – “Miradas al Sur” – 22/5/11). Se trata de que devuelvan a los trabajadores lo que las empresas les sacaron con la complicidad del gobierno. Y en el caso del empleado público por su responsabilidad directa. Reiteramos lo que señalaba Arceo (actual funcionario): la “rentabilidad de las grandes empresas duplican las que tenían en la Convertibilidad”.
La pelea planteada
Para pelear por ello no se puede depender de los Moyano o los Caló que son los dirigentes que, con una postura o con otra, han venido avalando este robo. Fundamentalmente deberemos depender de nuestra auto-organización. Hay experiencias en muchas luchas y gremios de movimientos auto-convocados como, por ej. las de los docentes en varias localidades al margen de los gremios. O incluso desde los gremios pero enfrentando las agachadas de los dirigentes burocráticos. Este es el camino que defendemos: el de aquéllos que están promoviendo reuniones para empezar a debatir o para reagruparse en los lugares de trabajo o, si hay posibilidades, directamente haciendo asambleas donde se puede, para discutir y decidir la organización de medidas, de reclamo o de fuerza, tomadas en nuestra propias manos, decididas desde abajo, para mejorar el deteriorado poder adquisitivo del salario, defender los puestos de trabajo y combatir la precarización que afecta a millones de trabajadores.