LIBERTAD PARA BELÉN y RECHAZO A LA VIOLENCIA DE LAS INSTITUCIONES
*por Marta Martínez, (integrante de la Comisión de género de AyL)
Un grito unificado se escuchó hoy frente a la casa de Tucumán ¡Libertad para Belén! ¡Aborto legal, ya! y es que la injusticia junto con la violencia de las instituciones se ha canalizado nuevamente en exigir el derecho sobre nuestros cuerpos pero también en exigir basta de violencia institucional.
Belén es una mujer que hace dos años fue al Hospital Avellaneda de San Miguel de Tucumán, ciudad en la que vive, cuando tenía fuertes dolores abdominales. En ese momento le dijeron que estaba teniendo un aborto espontáneo. Pero Belén no sabía que estaba embarazada.
A partir de ese momento comienza el reflejo institucional de la cultura patriarcal donde las mujeres no tenemos derecho ni a decidir sobre nuestro cuerpo ni a tener problemas en el transcurso de un embarazo, mucho menos si somos mujeres pobres porque siempre se presume que la interrupción fue voluntaria. Aun cuando la mujer afirme, reitere y grite que no sabía que estaba embarazada. La violencia institucional está allí, entonces, vinculada a tres cosas: en primer lugar en hacer caso omiso a lo que dice la mujer, segundo en imponer la creencia moralista de médicxs y enfermerxs -respaldados por la institución hospitalaria- , y tercero, pertenecer a una clase de pocos recursos -a la que no se le reconocen otros derechos- quedando a merced de un sistema judicial que juzga a través de reglas machistas y religiosas oprimiendo a la mujer.
Evidentemente las instituciones refuerzan el orden patriarcal que determina que las mujeres tenemos un rol muy específico en la sociedad: ser madres. Las mujeres-madres no solamente tienen la obligación de llevar a cabo la reproducción de la sociedad sino que, además, deben cumplir este mandato aun sin tener el conocimiento de estar pasando por una situación de gestación.
A Belén, luego de realizarle el legrado indicado a causa del aborto espontáneo, le trajeron un feto encontrado en el baño. La Jefa de las Parteras por orden del médico del Servicio de Ginecología, y junto con la Guardia Policial de Avellaneda, fueron a los baños en busca de alguna muestra de su sospecha. Esa muestra fue un feto que le llevaron a Belén en una caja increpándola con que era su hijo, insultándola. Vale aclarar que la justicia nunca hizo el ADN correspondiente y que Belén siempre afirmó que no era de ella. Una tortura ejercida a través de la violencia por los tratos hacia una mujer que había tenido una intervención médica y estaba en una situación que no había decidido transcurrir. No solamente la violencia es ejercida simbólicamente, también se produce a través de la violación de la intimidad de Belén y de su integridad física con tratos degradantes. Estaba rodeada de policías cuando se despertó del legrado, inspeccionándola, y convalidando la situación que todo el equipo médico le estaba haciendo transcurrir.
Otra institución condenó rápidamente a Belén, el poder judicial a través del Fiscal Washington Dávila de la fiscalía V cuando determinó que Belén quede presa. Fue rápido el accionar del poder judicial, inmediatamente quedó presa por homicidio. No hay pruebas de que se haya realizado voluntariamente un aborto, tampoco se hizo hasta ahora un estudio de ADN sobre el feto encontrado, nunca se escuchó a Belén quien afirmó desde el comienzo que no sabía que estaba embarazada.
Finalmente, el 19 de abril se condenó a Belén a 8 años de prisión, lo hizo la Sala II de la Cámara Penal. Fue condenada por el mismo sistema judicial que le brindó una defensora oficial tres días antes del juicio, luego de que se abogado renunció.
En realidad, Belén fue condena al momento en el que integrantes del Hospital determinaron que ella no había querido ser madre, la condenaron y la torturaron en el mismo momento. La fuerza policial avaló todo el accionar y el sistema judicial instituyó la formalidad necesaria para aleccionar al resto de las mujeres que NO DEBEN no desear ser madres.
La violencia institucional es ejercida constantemente sobre las mujeres, reafirma las opresiones del sistema patriarcal y capitalista, más sobre las mujeres pobres. Las violencias se ejercen al marginar, al dejar sufrir, al ejercer malos tratos, al condenar sometiendo la moral individual a las personas que tienen menos poder que ellxs, etc. Es que la violencia institucional hacia las mujeres tiene de respaldo al sistema patriarcal que simplifica la ecuación en mujer = madre.
Belén es un caso atroz, de tortura y violencia institucional pocas veces conocido, pero no sucede poco muchas son las mujeres que deciden abortar y son denunciadas por lxs enfermerxs y médicxs que las atienden posteriormente.
La interrupción voluntaria del embarazo no deseado es un derecho por el que debemos luchar, porque sobre nuestro cuerpo decidimos nosotras. También es necesaria la educación sexual integral, anticonceptivos gratuitos y facilitados a todos los sectores de la sociedad.
Nos sumamos y apoyamos el grito #LibertadParaBelén
Aborto legal, seguro y gratuito!
Ni una mujer más muerta por abortos clandestinos!