OBSERVACIÓN AL CONVENIO FINANCIERO
Buenos Aires, 8 de octubre de 2003.-
Señor Presidente
Cámara de Diputados de la Nación
Diputado Eduardo Caamaño
Tengo el agrado de dirigirme a usted a efectos de formular Observación al Orden del Día Nº 2643 que contiene el dictamen de las Comisiones de Relaciones Exteriores y Culto, de Legislación Penal y de Derechos Humanos y Garantías referente al expediente 57 – S – 2002 sobre el proyecto de Ley en revisión por el cual se propone aprobar el Convenio Internacional para la Represión de la Financiación del Terrorismo, adoptado por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre de 1999. La presente Observación se formula conforme a las disposiciones del artículo 113 del Reglamento de esta Cámara.
Las razones de esta Observación guardan relación con las que ya efectuáramos al Orden del Día 938/02. Tienen en cuenta fundamentalmente el enorme peligro que entrañan las disposiciones de este tipo de Convenios en momentos en que los EE.UU. ha reafirmado su rol de Estado gendarme del mundo pero convertido en el “Estado Terrorista nro. 1”, de acuerdo con la precisa definición del destacado y digno intelectual norteamericano Noam Chomsky. Todos los países que aprueben este tipo de convenciones terminan avalando el proceder terrorista norteamericano –en cuanto luego son invocadas para justificar acciones bélicas por EE.UU y sus países servidores- e incluso se exponen a ser víctimas de lo mismo que firman. Lejos de ayudar al “mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales y al fomento de las relaciones de amistad y buena vecindad y la cooperación entre los Estados”, como se afirma en el Preámbulo del Convenio de marras, estas normas se preparan para justificar o para encubrir la violencia norteamericana o la de la OTAN o la de aliados de ambos o la de todos ellos juntos. ¿Alguien cree honestamente que EE.UU. y Bush buscan la amistad entre los pueblos?. Si lo cree es un irresponsable que legisla ignorando en el mundo que vive y si no lo cree es un cómplice del cinismo norteamericano y sus aliados en la explotación de los pueblos y el guerrerismo contra ellos. ¿O acaso es para sancionar a gobiernos como los de Bush o Blair que se propone aprobar este convenio?
Debe considerarse la firma de este convenio en el marco de la brutal política de agresión imperial que desarrolla EE.UU. contra el resto de los pueblos. El bombardeo, invasión y ocupación sin término de Irak es el ejemplo más reciente. Por supuesto que nunca se movió en defensa de ningún principio democrático y tampoco ahora. Pero en los últimos años ha dado pasos en fundamentar sus crímenes y accionar imperial que no pueden desconocerse y que impiden que cualquier defensor de principios democráticos y de la autodeterminación de los pueblos apoye la firma de convenciones como la que es materia de dictamen. Los EE.UU. son la principal fuente de financiación del Terrorismo en el mundo. Han desarrollado un “nuevo concepto de guerra preventiva”. Según esa teoría, EE.UU. no debe demostrar agresión alguna sino sólo la posibilidad de que ésta alguna vez se pueda cometer, para entender que es justificado declarar la guerra a un país. Es el caso de Irak. Y ya anunció que el próximo será Irán. (Clarín, 21 de septiembre de 2002, Le Monde Diplomatique, Septiembre 2002.). Y para justificar ese accionar preventivo recurre a mentir, a inventar, estafar, extorsionar. Si no fuera trágico sería burdo el sainete de las supuestas “armas de destrucción masiva” con que EE.UU. pretendió justificar la agresión a Irak y su ocupación. En el anuncio de la política de “guerra preventiva”-en el informe de Bush al Congreso norteamericano titulado “ La estrategia de seguridad de Estados Unidos” – se reconoció que tiene como objetivo mantener su supremacía de todo orden en el mundo y que recurrirá a cualquier medio para evitar que algún país pueda acumular poder para disputarle ese lugar. Ahora se confiesa que ya no buscará imponer sus puntos de vista, defender sus intereses económicos o justificar sus acciones imperiales por medio de la acción diplomática o por medio de la adhesión a tratados o por medio de los organismos multilaterales, como las Naciones Unidas, para justificar sus saqueos y crímenes o ataques militares. Ahora podrá ser militarmente aunque no esté agotada la vía diplomática, no se respetarán tratados ni EE.UU. adherirá a ellos si les ata las manos. Habrá acciones multilaterales si sus aliados imperialistas como Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, España, Italia o países como Rusia o China estén dispuestos a acompañarlos y sino será unilateralmente. EE.UU. atacará a cualquier pueblo que evalúe como enemigo de sus intereses sin más examen que el propio. Incluso el documento dedica una parte a confesar también que utilizará la asistencia financiera internacional, los programas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial para imponer los valores y principios económicos norteamericanos en el mundo. (“The New York Times”,20 de septiembre de 2002, Clarín, 21 de septiembre de 2002). Antes lo hacía; ahora lo explicita. En su falta de moral y de escrúpulos todo vale. Incluso pisotear cualquier convención o usarla para lo contrario que se invoca al suscribirla.
Especialmente, remarco este peligro, en los último tiempos y ,reitero, considerando las afirmaciones públicas del actual gobierno norteamericano de ubicar sus decisiones por fuera de todo control legal y de toda normativa convencional incluso de las propias Naciones Unidas a la que suelen controlar. Valga recordar la reciente exigencia a Argentina de un amparo de “inmunidad” que excluya la posibilidad de que el accionar ilícito de sus soldados pueda caer bajo la competencia del flamante Tribunal Penal Internacional –que además se ha negado a firmar para evitar precisamente que la actuación de sus soldados en el extranjero pueda eventualmente ser juzgada- exigencia que pone como condición para realizar ejercicios conjuntos con el Ejército de aquí. O sea EE.-UU. proyecta actuar cada vez más fuera de sus fronteras y planifica realizarlo de manera criminal y terrorista. Se prepara para seguir cometiendo crímenes de guerra o de lesa humanidad –y en lo que aquí respecta acciones terroristas- allí donde haya intereses económicos que defender o que saquear pero se asegura que no haya convención alguna o Corte Penal que pueda juzgar sus delitos. ¿Qué razón tiene entonces proponer la aprobación de este Convenio?. Basta de hipocresía. La explicación sólo puede estar en la decisión adoptada por el gobierno del presidente Kirchner de alinearse –como sus antecesores- con EE.UU. y el gobierno de Bush. Como es público Bush le exigió ese alineamiento en la llamada “lucha contra el Terrorismo” como parte de otras exigencias que ya hemos denunciado y repudiado. Es decir alinearse con la violencia y el terror porque coincide en defender los mismos intereses. ¿O quizás para que el Fondo en vez de exigirle el 3,5% del PBI para pagar deuda externa, obtenga que deba recaudar “sólo” el 3% para ese fin?
Por lo tanto es inaceptable desde todo punto de vista la aprobación de esta Convenio.
Atento a la gravedad de lo expuesto y a las razones que desarrollaremos oportunamente en el recinto para desarrollar estas afirmaciones dejamos constancia de la presente Observación en los términos reglamentarios fijados.