PODEMOS DERROTAR EL TARIFAZO SI PELEAMOS DESDE ABAJO Y EN UNIDAD
Luego del brutal recorte a las jubilaciones que el gobierno nacional, a pesar del multitudinario y masivo rechazo de la enorme mayoría de la población, impuso gracias a los votos de un sector importante de la oposición, entre ellos el PJ, ahora profundiza el ajuste con más tarifazos, ¡hasta el 1.600 % en dos años! y un techo del 15 % a las paritarias.
El retroceso en las condiciones de vida de la mayoría de la población se siente mes a mes que se expresó en las últimas semanas con ruidazos y movilizaciones, tras lo cual el Gobierno salió a anunciar medidas para “maquillar” esos brutales aumentos con reducciones mínimas, como la quita de impuestos en las facturas de servicios. Aplican tarifazos de hasta 1600% y pretenden compensarlo con reducciones que no superan el 15%.
Con el argumento de la “herencia”, el gobierno le está entregando miles de millones de pesos a las empresas de servicios públicos (entre ellas, la del empresario cercano a Macri y dueño de Edenor, Marcelo Mindlin, y su amigo Caputo, accionista de Central Puerto S.A., principal generadora eléctrica privada del país) que lucran–tarifazos de por medio–a costa de la mayoría de la población, tal como quedó reflejado en sus balances contables del año pasado con ganancias millonarias. El gobierno dice que el aumento de tarifas de servicios es para “bajar los subsidios y así reducir el déficit fiscal”, pero lo que se ahorra en subsidios lo utiliza para pagar la estafa de la Deuda externa, una deuda que no deja de incrementarse a pesar de que el gobierno destina cada vez más plata.
Los dólares que se van…
Por eso los brutales tarifazos están ligados al problema de la estructura económica del país. El drama de nuestro país no es que “no hay plata” (“no hay plata para educación”, “no hay plata para salarios dignos”, “no hay plata para cubrir el déficit y evitar el aumento de tarifas”, etc.), sino que la que hay se la llevan. Un pantallazo rápido a modo de ejemplo.En 2017, la fuga de capitales alcanzó los USD 22.000 millones, el gasto por el pago de intereses de deuda fue de USD 11.500 millones, la salida de dólares por turismo en el exterior sumó USD 11.000 millones y finalmente el déficit comercial aportó un gasto de USD 8.500 millones. Esa impresionante suma de dinero se cubrió fundamentalmente mediante un endeudamiento externo que superó los USD 50.000 millones que luego, como siempre ha ocurrido, intentará pagarse con más ajustes al pueblo trabajador. Asimismo a fines de marzo de este año, el Banco Central vendió en una corrida USD 2.000 millones más para contener la inflación con un dólar “barato” que está, precisamente, profundizando la sangría de dólares por turismo y déficit comercial, a lo que se le suma un notable incremento en el pago de intereses de deuda por la combinación del creciente endeudamiento y el encarecimiento del crédito internacional (subida de tasas de la FED), todo mientras aumenta el enorme y creciente paquete de LEBAC (USD 65.000 millones), que ya supera las reservas del Banco Central y tarde o temprano se traducirá en fuga de capitales.
Si de verdad se quiere reducir el déficit, en vez de aplicar tarifazos contra los/as trabajadores/as y el pueblo en general, se debería atacar esta brutal sangría de recursos que se llevan al exterior las grandes trasnacionales que lucran a costa de las condiciones de vida de la mayoría de la población.
La dirigencia política y el ajuste a la población trabajadora
Mientras, por un lado, el ingreso de la mayoría de la población se ajusta para pagar facturas, por el otro, el gobierno intenta cerrar “aumentos” salariales que no superen el 15 % cuando la expectativa inflacionaria para este año es superior al 20%, lo que equivaldría a una pérdida salarial evidente que se le sumaría a lo perdido en los dos últimos años. Esta es la política de ajuste que vienen implementando (e intentando profundizar) tanto el gobierno nacional como los gobiernos provinciales. Por eso esta orientación política es compartida por la enorme mayoría de la dirigencia política. El PRO, el PJ, los Radicales, todos avalan el ajuste al conjunto de los/as trabajadores/as y el pueblo.
Es esta dirigencia política que al mismo tiempo que gobierna para una minoría empresaria, se aumenta sus dietas a pesar del rechazo que genera esto en la población (por eso muchas veces intenta hacerlo a sus espaldas), ingresos que, por cierto superan varias veces el promedio de cualquier trabajador/a, y que encima la mayoría, como Carrió, utiliza el beneficio de cambiar pasajes no usados por ¡¡efectivo!! y encima de que cobran hasta tres o cuatro veces más que la mayoría de lxs trabajadorxs, algunos como Massot tienen el descaro de plantear que deberían ganar el triple. Es esta misma dirigencia política la que ya comienza a hablar de las elecciones del año que viene. Si por el lado del oficialismo se habla de re-elección de Macri, Vidal y cía, por el lado de la oposición empiezan los amontonamientos, y la CGT cómplice del Gobierno en estos dos años de ajuste a aceptado firmar la mayoría de las paritarias con aumentos por debajo de la inflación. Mientras tanto la población trabajadora necesita pelear hoy contra el ajuste que aplica el gobierno nacional y los gobiernos provinciales.
El único camino es pelear desde abajo y en forma auto-organizada
Las luchas que se están desarrollando como la de docentes, bancarios y los metalúrgicos contra el techo salarial, a la que se suman la del INTI y el Posadas contra los despidos, son muestras de que hay sectores de la población dispuestos a enfrentar este ajuste (para los cuales antes del “2019” está el “2018”). Así como también las masivas movilizaciones auto-convocadas de mujeres son un claro ejemplo de la enorme potencia que tienen los pueblos cuando las fuerzas se acumulandesde abajo. La dirigencia gremial y política es un enorme obstáculo para luchar.
La necesidad de respaldar y articular cada lucha en curso se une al desafío de que el pueblo trabajador tome en sus manos la tarea por auto-organizarse y auto-dirijirse (¡mandarse a sí mismo!), no solo para enfrentar el ajuste de hoy, sino para ir construyendo un proyecto alternativo de país que comience por desconocer los pagos de la estafa de la Deuda Externa, pero que incluya entre otras medidas la propiedad pública de los servicios para que dejen de lucrar a costa de la mayoría de la población.