24 DE MARZO: UNA OPORTUNIDAD PARA REPUDIAR A TODOS LOS DE ARRIBA
El gobierno del Frente de Todos acaba de sellar el acuerdo con el FMI en el Congreso. Atrás quedaron las promesas de campaña (especialmente las de Alberto Fernández que prometía con su gobierno la “recuperación del salario perdido con Macri” o el “aumento inmediato a lxs jubiladxs con la plata de las Leliqs”) y los dos supuestos “modelos”. Como quedó reflejado en el Congreso, la oposición de JxC fue un socio fundamental para poner en marcha un programa de ajuste que tiene como único objetivo pagar una ilegítima Deuda que terminará golpeando en las condiciones de vida del pueblo laburante por muchos años. Estos acuerdos por arriba incluyeron principalmente al gran poder económico y por supuesto la CGT. “Es esto o el abismo”, nos dijeron. ¿Pero no es “esto” justamente el abismo? ¿No han sido un abismo estos últimos 50 años? ¿No es el abismo una inflación imparable que pulveriza los ingresos populares? ¿No son el abismo los niveles escalofriantes de pobreza e indigencia que se vienen acumulando desde hace décadas? ¿No es el abismo seguir contaminando y depredando nuestros bienes comunes? ¿No es el abismo la precarización de las mujeres trabajadoras y la profundización de feminización de la pobreza? ¿No es el abismo que la dirigencia política siga priorizando los dólares para pagar Deuda y no las necesidades populares?
Año a año esta democracia representativa se desnuda como lo que es: una trampa para los pueblos que nada deciden (¡como este acuerdo!). Que son solo objeto de las decisiones que se toman desde arriba. La dirigencia política, empresaria y sindical en todo el mundo nos está llevando a un verdadero abismo de guerras, explotación, miseria y ecocidio. Y nos quieren convencer que esto se arregla votando cada dos años. Que no hay alternativas. Por eso cada vez se hace más urgente la necesidad que irrumpa el pueblo trabajador desde abajo. Como en aquel 2001 que se gritó: “que se vayan todos, que este pueblo puede solo”. En aquella oportunidad nos faltó dar respuesta a cómo construir un proyecto alternativo de país. Es hora de empezar a construirlo desde abajo, comenzando por repudiar el acuerdo y pelear para impedir la implementación del mismo. Esa lucha no es con la dirigencia política y sindical, sino contra ellos.
Este próximo 24 de marzo puede ser una oportunidad para empezar a dar pasos en ese sentido. Nos convoca una extraordinaria historia de lucha que el pueblo, con las Madres y las Abuelas a la cabeza, tomó en sus manos contra el genocidio y que con el correr de los años la hizo carne. Una historia de lucha que ha mostrado la potencia que tenemos las y los de abajo. Por eso es tan importante que nos movilicemos en forma unitaria, en una unidad construida desde abajo. Con todas y todos los que repudiamos no solo aquél genocidio y su programa económico nefasto, sino también este acuerdo con el Fondo, sin importar que tengan más o menos expectativas en el gobierno. Sin sectarismos ni autoproclamación. Los desafíos que tenemos como pueblo son muy grandes. Lamentablemente hoy, como en aquellos años de dictadura genocida, el poder económico sigue digitando y condenando la vida del pueblo laburante. Hoy como ayer el FMI vuelve a tener incidencia y control sobre el manejo de nuestros recursos. Es momento de alzar la voz para empezar a construir una alternativa. Seamos una multitud este 24 de Marzo para repudiar a todos los de arriba: el poder político, empresario y sindical. Y fundamentalmente para construir poder en los lugares de trabajo. Un poder que podremos construir si nos auto-organizamos y peleamos por decidir colectivamente cómo enfrentamos los ataques que provienen desde arriba y cómo reemplazamos a todas las direcciones gremiales y políticas por espacios de auto-dirección del pueblo trabajador.