ASESINADAS POR SER MUJERES
* Por Marta Martínez (integrante de Autodeterminación y Libertad)
Si pensamos en las quemaduras de su cuerpo, las de esa mujer que tiene el 80% del cuerpo quemado por su pareja en Quilmes y que hoy lucha por su vida, se nos viene a la mente de inmediato el nombre de Wanda Taddei quien en el 2010 estuvo varios días internada antes de morir por causa de las infecciones como consecuencia de las quemaduras provocadas por su pareja. También el de Karina Abregú quien se salvó en enero de 2013 tras poseer más del 50% de su cuerpo quemado teniendo que atravesar varias operaciones.
Si pensamos en la muerte provocada por un disparo, directo en la cabeza, pensamos en la adolescente de 15 años que fue asesinada por su novio de 16 años con el arma de su padre gendarme. La adolescente se llamaba Daniela Rodríguez y esto sucedió el 30 de diciembre de 2016 o podemos pensar en lo que sucedió un día antes en Barracas donde Lorena Dávalos fue asesinada también de un tiro en la cabeza. Pueden ser tiros o cuchillazos como fue asesinada María Lucía Argüello quien fue encontrada con al menos nueve puntazos en diferentes partes del cuerpo.
Cada 30 horas sucede un femicidio en nuestro país, cambian las formas en las que las mujeres son asesinadas, pero no la causa: SON ASESINADAS POR SER MUJERES.
Por supuesto que la cultura patriarcal donde el hombre se siente legitimado para apropiarse de la vida de la mujer y asesinarla no es exclusiva de nuestro país. Recientemente en Brasil, Campinas Estado de San Pablo, en la celebración de año nuevo una mujer, su hijo y diez personas más fueron asesinadxs por su ex marido. Este país es el quinto con la tasa de femicidios más alta del mundo. Un informe presentado por CEPAL en octubre de 2016 indica que en América Latina 12 mujeres son asesinadas cada día.
Un grito cada vez más fuerte se oye en nuestro país y en muchos lugares del mundo “Ni una menos! Vivas nos queremos”. Es inevitable que la angustia atraviese nuestros cuerpos al pensar en el sufrimiento de las mujeres víctimas de violencia de género y por las que son asesinadas a manos de sus parejas, ex parejas, etc. Pero esa angustia se ha ido convirtiendo en fuerza para seguir luchando contra el machismo y el patriarcado, en cada marcha de NI UNA MENOS -el miércoles habrá una concentración en la estación de Quilmes- aumentan nuestras fuerzas contra los violentos y los opresores. No olvidamos, sin embargo, que estos hombres femicidas son hijos de una sociedad patriarcal donde las instituciones y los medios reproducen constantemente esta cultura de cosificación de la mujer propiedad del hombre. El femicidio es el extremo de un espiral violento legitimado por la cultura patriarcal y la sociedad machista. Desde los llamados “celos” hasta un “NO” son utilizados como excusas para violentarnos y cualquier excusa es buena para cosificarnos ya sea como objeto sexual o como madre/reproductora.
Visibilizar la violencia de género y llamar a los femicidios por su nombre ha sido un gran logro del movimiento de mujeres, claro que para que dejen de suceder es necesario profundizar la lucha y extenderla hacia todas las formas de opresión y explotación hacia las mujeres. Es por eso que ha sido tan maravilloso el paro de mujeres del 19 de octubre del 2016 como consecuencia del femicidio de Lucía.
La lucha continúa en este 2017 contra las violencias hacia las mujeres pero también por la legalización del aborto para poder decidir sobre nuestro propio cuerpo, por igual salario por igual tarea con los hombres, por la socialización de las tareas de cuidado, y un largo etcétera.
Construyamos desde abajo junto con la clase trabajadora un movimiento de mujeres contra la opresión y la explotación.
NI UNA MENOS! VIVAS NOS QUEREMOS!