La degradación institucional detrás de la detención de De Vido
De Vido tiene que estar preso. Eso está fuera de discusión. Debe estar preso por los negociados que llevó adelante con empresas de las que hoy poco se habla ya que necesitan de la impunidad para hacer negocios; los mismos negocios que hacían antes, solo que ahora lo hacen con el nuevo gobierno de Macri. Debe estar preso porque como resultado de esos negociados, De Vido es uno de los responsables políticos por la muerte de 52 personas en lo que fue la Tragedia de Once. Por eso es legítimo y entendible que muchas personas hoy estén pensando que “al menos cayó uno”. Pero este show mediático que se mueve al compás del uso que la dirigencia política en general le da a temas tan graves como es el de la corrupción, oculta con total hipocresía y cinismo el verdadero engranaje de corrupción que atraviesa al conjunto de las instituciones que esta misma dirigencia política reproduce constantemente.Con la detención de De Vido asistimos a un espectáculo degradante que muestra el nivel de descomposición institucional que existe
Con la detención de De Vido asistimos a un espectáculo degradante que muestra el nivel de descomposición institucional que existe. Funcionarios, dirigentes políticos, empresarios, medios de comunicación, jueces, todos al servicio de seguir reproduciendo la corrupción estructural que le roba los dineros a la población y que a su vez le permite innumerables negocios al poder económico. Las escandalosas privatizaciones del menemismo con diputados “truchos” para aprobar la venta de Gas del Estado, las coimas a legisladores para la privatización de YPF, la Banelco de De la Rúa para aprobar la reforma laboral, los innumerables negociados de las obras públicas -de ayer y de hoy (entre los cuáles hoy está también el primo de Macri, Calcaterra)-, todo esto quedó bajo la más absoluta impunidad gracias a estos mismos funcionarios, jueces, dirigentes políticos que hoy brindan por la detención de De Vido. ¿No es repudiable tanta hipocresía? ¿Cómo es posible que alguien como Carrió se muestre como la abanderada de la lucha contra la corrupción cuando hace un tiempo atrás (no mucho) acusaba a Macri de corrupto mientras que hoy le consigue votos que le sirven para legitimarlo y encubrirlo? ¿Cómo es posible que el gobierno de Cambiemos pretenda mostrarse como un “cambio” en lo que hace a la lucha contra la corrupción cuando se le ha encontrado al mismo Presidente Macri cuentas off shore en Panamá, o cuando desde lo más alto del poder oficial se le permite blanquear dineros de dudoso origen al hermano del presidente o a su amigo Nicolás Caputo? ¿Qué autoridad puede tener el Presidente cuando ha sido parte de una familia que se enriqueció haciendo negociados con el Estado desde la dictadura hasta hoy? O ¿qué autoridad puede tener un poder judicial que hoy hace avanzar las causas de funcionarios del gobierno anterior -esas mismas causas que antes las mantenían cajoneadas- mientras obstaculiza la posibilidad de juzgar al actual oficialismo (como ocurrió con el mismo presidente Macri que asumió el gobierno procesado y rápidamente terminó sobreseído por esta justicia “independiente”). ¿No es esta dirigencia política que hoy “festeja”, la que mañana se va a sentar en la misma mesa de la corrupta patota sindical para negociar la futura reforma laboral y así ir tejiendo una nueva traición a la población trabajadora?
Una vez más se pone en evidencia como el uso que la dirigencia política hace de la corrupción, la termina banalizando y por eso mismo encubriéndola para que se siga reproduciendo. Porque detrás de un corrupto, se esconde un mecanismo bien estructurado
que cruza al conjunto de las instituciones con un claro objetivo: reproducir incesantemente un entramado de negocios empresarios que literalmente le roban a la población desde siempre.
Por eso es imposible que las soluciones provengan de quiénes vienen gobernando durante tantos años y son parte de este engranaje institucional. Si el pueblo trabajador no pelea por construir una alternativa a lo que existe, seguirán apareciendo más y más “De Vidos”. Porque la lucha no es contra individuos, depurando a las instituciones de corruptos, sino contra estas mismas instituciones que, como herramientas de un poder económico detrás, reproduce constantemente a los “De Vidos”. Estamos convencidos que la población no debe conformarse con ese genuino sentimiento de alivio que genera que haya caído “al menos uno”, sino que debemos luchar y movilizarnos por construir un alternativa que vaya a la raíz de los problemas. Luchar y movilizarnos por mecanismos de democracia directa, con revocatorias de mandato para que el pueblo pueda sacar a todos los corruptos sin más mediación que la de su propia decisión. Luchar y movilizarnos para que los jueces sean elegidos por el pueblo y que haya jurados populares para no dejar en manos de la casta judicial estas decisiones. Y también pelear hoy para conformar una Comisión Investigadora Independiente de los tres poderes del Estado, que tenga en la CONADEP un antecedente, pero para investigar la corrupción estructural de las últimas décadas y conformada por personalidades como Pérez Esquivel y Nora Cortiñas y trabajadores/as elegidos por sus compañero/as. Porque en definitiva estamos convencidos que esa será la única manera de combatir algo que, lejos de ser individual, es un problema global de orden sistémico.