La desigualdad en el mundo y las obreras textiles de Bangladesh
Un puñado de millonarios poseen lo mismo que la mitad más pobre
* Por Pablo Alberto Ramos, integrante de AyL
El reciente informe anual de OXFAM indica que, en 2018, los multimillonarios del mundo aumentaron su riqueza en 900.000 millones de dólares al mismo tiempo que las 3.400 millones de personas más pobres, que viven con menos de 5,5 dólares al día, tienen hoy ingresos 11% menores que hace un año. Durante enero, cientos de empresarios multimillonarios y sus representantes políticos se reunirán en el Foro de Davos (Suiza) y recibirán este informe. De ellos no vendrá ninguna solución para el mundo, porque el problema del mundo son ellos: cuanto más se profundiza la crisis económica mundial, peores son las condiciones de vida de la enorme mayoría de la población y mayores las ganancias de esta minoría empresaria, que es un verdadero parásito de los pueblos del mundo. El motivo y el resultado de cada despido, de las condiciones laborales cada vez más precarias, y de los salarios y las jubilaciones que retroceden es aumentar más y más las ganancias de esa minoría empresaria.
La contracara de esa minoría empresaria son las obreras textiles de Bangladesh, que nos muestran el camino para transformar de raíz este mundo cada vez más desigual. En los últimos días, miles y miles de obreras textiles bengalíes rechazaron el acuerdo del sindicato con el gobierno y las multinacionales, y, contra la voluntad expresa del sindicato, se lanzaron a una formidable huelga exigiendo la duplicación de sus salarios, que a fines del año pasado fueron aumentados a 8.000 takas (96 dólares). Bangladesh es presentado como un ejemplo “exitoso” de desarrollo industrial basado en inversiones extranjeras. Sobre esos salarios miserables se ha montado una super-explotación monstruosa: Primark, H&M y las principales multinacionales textiles han construido miles de fábricas en las que emplean a más de 4 millones de trabajadorxs -la mayoría mujeres-, convirtiendo así a la industria textil en el centro de la economía nacional -representa el 80% de sus exportaciones-. Por el enorme peso de la industria textil en la economía nacional, la huelga de las obreras textiles ha impactado nacionalmente y ha tenido incluso una cierta repercusión mediática a nivel mundial.
Frente a esta potente ofensiva obrera, el gobierno respondió con una feroz represión, en la que una obrera murió y hubo decenas de heridxs. Para eso mismo se reúne esta semana el foro empresario de Davos: se organizan por arriba para imponernos a los miles de millones que vivimos de nuestro trabajo peores condiciones de vida, y así incrementar todavía más las ganancias empresarias. El desafío que tenemos planteado los pueblos del mundo es seguir el ejemplo de las obreras textiles de Bangladesh y, sin esperar nada de los dirigentes, organizarnos por abajo para pelear por un mundo opuesto a este, un mundo gobernado por lxs que trabajamos y no por los que viven de nuestro trabajo.