¿Qué pasa si decidimos dejar de pagar la deuda externa?
Mientras el Gobierno paga una deuda fraudulenta e ilegítima ya pagada varias veces ajusta los salarios y las jubilaciones, que pierden con los aumentos de precios y tarifas, y se extienden los despidos y las suspensiones.
Las tarifas aumentan, la inflación se come mes a mes el salario y las jubilaciones, las suspensiones y despidos se cuentan de a miles; mientras tanto, el Gobierno paga religiosamente la deuda externa. La misma presidenta lo reconoció con su frase: “Somos pagadores seriales”. Según el mismo gobierno, desde 2003 hasta hoy, pagamos 190.000 millones de dólares que fueron producto del trabajo del pueblo argentino. Primero se pagó con la plata de la soja, luego con las abundantes reservas del Banco Central; ahora que el precio de la soja bajó y las reservas ya son demasiado bajas, el Gobierno ha implementado un ajuste: los salarios y las jubilaciones han quedado claramente por debajo de la inflación, mientras son reiterados los aumentos en el agua o el gas, así como en el transporte público. Hay recesión y miles de despidos y suspensiones (la gran mayoría en el sector automotriz); Es cierto que no llegará más crédito pero, por ejemplo, si no hubiésemos pagado la deuda durante estos años tendríamos más reservas en el Banco Central ¿para qué necesitaríamos créditos?sólo durante la última semana, la autopartista estadounidense Lear ha suspendido a la totalidad de su planta (450 trabajadores) y la imprenta, también estadounidense, Donnelly ha cerrado definitivamente dejando a 400 trabajadores en la calle. Es decir: el Gobierno paga la deuda religiosamente aunque tenga que hacerlo con montones de familias que no llegan a fin de mes y con miles de trabajadores en la calle. Frente a toda esta situación, ¿no es momento de dejar de pagar esa deuda fraudulenta e ilegítima, nunca contraída por este pueblo y ya pagada varias veces? Es en este marco que se presenta la disputa con los buitres, el juez Griesa y los Estados Unidos. En nombre del pueblo argentino, el Gobierno ha denunciado abiertamente a los Estados Unidos por no permitirle pagar una deuda externa ilegítima con el dinero del pueblo. “El 1% nos impide pagar el 92%”, dice Kicillof, que pretende seguir con lo que se ha hecho durante estos once años, que no ha sido otra cosa que pagar como nunca mientras la deuda siguió creciendo hasta convertirse en la más alta de la historia: 250.000 millones de dólares (una parte en pesos, otra en dólares).
¿No debería ser el pueblo el que decida qué hacer con la deuda?
Como muchos señalan, dejar de pagar no es algo fácil, pero, ¿no es mucho más difícil seguir pagando? Es cierto que van a dejar de llegar inversiones si dejamos de pagar la deuda, pero ¿acaso el que pone un dólar no pretende llevarse varios más? Es cierto que no llegará más crédito pero, por ejemplo, si no hubiésemos pagado la deuda durante estos años tendríamos más reservas en el Banco Central ¿para qué necesitaríamos créditos? Es cierto que van a intentar embargar los bienes argentinos en el exterior, pero, ¿acaso no han intentado hacer eso con la fragata Sarmiento a pesar de que somos “pagadores seriales”? Es cierto que las grandes empresas van a tratar de llevarse toda la plata afuera, pero ¿acaso no vienen haciéndolo desde hace 40 años, a pesar de que todos los gobiernos se han cansado de pagar? Cuando dejamos de pagar, crecimos como nunca. ¿Qué gran problema tuvimos por no pagarle al Club de París durante 13 años? Nada. No nos pasó nada. Y lo mismo es para los fondos buitre.
Todo esto muestra claramente la situación actual de nuestro país: ¿necesitamos préstamos, inversiones y seguridad jurídica para las grandes empresas o necesitamos que los grandes capitales y los buitres dejen de “llevársela en pala” (como dice la Presidenta)? Si lo que pagamos o lo que fugan es siempre más de lo que nos prestan o lo que invierten, ¿para qué necesitamos a esos buitres que viven saqueando el producto de nuestro trabajo? En 1983, Argentina debía unos 40.000 millones de dólares, en estos 30 años ha pagado una cifra cercana a los 400.000 millones de dólares y, a pesar de todo eso, el país tiene una deuda de unos 250.000 millones de dólares. De ahí surge la otra pregunta, la que incentivamos a hacernos, la que no sale en los diarios ni en la televisión: ¿Qué pasa si seguimos pagando?
SOLO SI LUCHAMOS Y NOS MOVILIZAMOS EMPUJANDO DESDE ABAJO LOGRAREMOS PARAR ESTE SAQUEO DE DÉCADAS.
Es interesante la propuesta de un referéndum para decidir si se quiere pagar o o esta deuda. Pero no me parece el camino más acertado. Creo que antes de decidir si queremos o no pagar la deuda hay que hacer una investigación sería sobre el origen de esta. Si bien ya hay argumentos de sobre para calificar a la deuda como ilegítima e ilegal, mal no vendría que sea el estado quien leve adelante una investigación oficial y definitiva. Creo que puede darnos más segundos que soló un referéndum.