VIOLENCIA SIN FIN
CONTINÚAN LOS ATAQUES PARAMILITARES AL MOCASE
En medio de una increíble vorágine mediática, la intervención de Santiago del Estero que termina con 50 años de Juarismo aparece como la solución definitiva. Sin embargo, el MOCASE continua siendo hostigado y atacado por paramilitares que responden a los designios de la prosapia Juárez.
El Movimiento Campesino de Santiago del Estero está conformado aproximadamente por unas 9.000 familias que trabajan al compás de ideas comunitarias ligados a la tierra que, tanto antes como ahora, les pertenece.
El MOCASE nace a partir de la lucha por la defensa del derecho de la tierra. Detrás de esta lucha, aparece la reivindicación de otros derechos directamente ligados para la vida campesina. Expropiarles la tierra implica no sólo eso, sino también el derecho a una forma de vida, de identidad, de cultura; a perder el derecho a la salud, a la educación. Lamentablemente, sufren constantemente la expulsión de los campos con topadoras y grupos parapoliciales.
15 de febrero de 2004: Paramilitares al mando del ex sargento carapintada Miguel Angel Zurita, con credencial de subdirector del “Servicio de Seguridad Cóndor”, entraron violentamente en la fracción 4 y 8 del Lote 5 ubicado en el Kilómetro 45 de la ruta Nº 116, del departamento Juan Felipe Ibarra de la Provincia de Santiago del Estero en la Región Chaqueña de Argentina.
Casi treinta familias viven en ese lote que se dedican, como la gran mayoría, a la producción agropecuaria. La mayoría son de origen Toba y Vilela,
Sólo en este mes, esta comunidad ha sufrido ataques que tuvieron como saldo 30 cerdos, más de 40 gallinas, 5 viviendas incendiadas con todo lo que había adentro. Han destruido 5 hectáreas de sandías, zapallos y coreanitos, 28 hectáreas de algodón, volteado alambrados antiguos tendidos por las familias campesinas. Han contaminado un pozo de agua público y han desmontado con topadora en un día 20 hectáreas de bosques nativos. Y hace unos días mataron a balazos el caballo de tiro de una vecina que utilizaba para baldear el agua del pozo y como medio de transporte.
Quienes pensaban que los grupos paramilitares era un concepto del pasado están equivocados. Trabajan con una impunidad alarmante apañados por la cúpula provincial. Son bandas con uniformes camuflados, con armas de guerra y perros dogos, contratados por grupos de poder económico que usurpan tierras de campesinos y queman los bosques para tener más tierra donde sembrar más soja.
El gobierno de Santiago a fines del 2002 anunció que la provincia estaba pasando por el mejor momento de su historia económica. Grandes inversores invertirían para reactivar la actividad agroindustrial, generando ingresos tanto para el sector público como para el privado. Ese es el discurso con el cual se legitima el accionar de estos grupos. Cuando este discurso entra en crisis por la resistencia de los campesinos para no ser desalojados de sus tierras, muestran su verdadero rostro.
Se sabe que en Santiago del Estero una serie de crímenes descubrieron de qué modo ha operado la violencia, haciendo desaparecer y matando personas. Un hombre fuerte del caudillo Carlos Juárez, Carlos Musa Azar, tiene causas por la desaparición de personas desde tiempos de la dictadura, pero además ha sido acusado de múltiples homicidios y desapariciones recientes.
El entramado de poder existente en Santiago del Estero, las mafias familiares, el fascismo explícito de una de las instituciones más reaccionarias de la provincia (y de la historia de la humanidad) como la iglesia que maneja los medios de comunicación y la connivencia de la justicia provincial hacen que el Movimiento de Campesinos de Santiago del Estero siga siendo atacado impunemente sin soluciones visibles a corto plazo.
La intervención a la provincia trae incógnitas. Renovación (¿renovación?) de cargos públicos, de la policía. Comienza un nuevo período de resistencia.
Fuente: Revista Virtual Contracultural