Brasil, una descomposición general del régimen
El proceso que culminó con la aprobación del juicio político contra Dilma Roussef en la cámara de diputados es una muestra de la descomposición de las instituciones de Brasil al mismo tiempo que expresa el agotamiento de las condiciones económicas que llevaron a la burguesía brasilera a apoyar al gobierno todos estos años, reflejando una situación que se extiende a los demás países de la región.
El espectáculo de las últimas semanas, y especialmente el que se vio el día de la votación, afectan tanto al Gobierno de Roussef como al conjunto de la oposición, donde salieron a la luz las maniobras de uno y otro para sostenerse en el poder. El gobierno ofreciendo ministerios, cargos, etc. A los que voten por el NO, y la oposición, apelando a golpes bajos y discursos reaccionarios para sostener el SI al impeachment. Todo esto a espaldas de la población.
Después de lo sucedido, ningún partido ni figura política se encuentra en condiciones de llevar adelante las tareas que desde la burguesía se le reclama al gobierno. Esto es, la profundización del ajuste, el saqueo de los bienes comunes, y el avance sobre los trabajadores y los sectores populares, como el que viene llevando adelante Roussef desde que asumió su segundo mandato en alianza con la oposición del PMDB (Partido Movimiento Democrático) que sin embargo, ahora ella denuncia como traidores. Tal vez eso explique la falta de respaldo masivo que tiene su gobierno.
No está de más decir que solo 100 de los 513 diputados NO están denunciados por hechos de corrupción, la mayoría de ellos por recibir coimas de empresas contratistas en relación a Petrobras, en el caso conocido como Lava Jato. Por este hecho fue detenido el CEO de la principal empresa contratista Oderbrecht, y también están involucrados en el pago de coimas los gerentes de otras empresas constructoras, como Techint.
Además por esos hechos también están procesados los dos principales miembros de la oposición que impulsan la destitución de Roussef, el actual vicepresidente Michel Temer, y el presidente de la cámara de diputados Eduardo Cunha, así como también dirigentes del PT, incluido el propio Lula. Este es uno de los principales motivos que explican que el juicio político a la presidenta sea por la maniobra conocida como “pedaleo fiscal”, que no es otra cosa que dibujar los números de las cuentas fiscales, para mentir y maquillar las números de la gestión -cosa que hacen todos los gobiernos de espaldas a la población-, y no por hechos de corrupción. En ese terreno ninguno puede acusar a otros sin que se le vuelvan en contra sus denuncias.
Desde AyL vemos imprescindible que el conjunto del pueblo trabajador y los sectores populares, peleen desde abajo por una salida alternativa tanto al gobierno del PT como de los partidos de la oposición. Para lograrlo el camino es el de construir desde los lugares de trabajo la huelga general y la movilización juvenil y popular necesaria para conquistar ante esta descomposición general de la dirigencia política y la complicidad de las centrales sindicales mayoritarias, una asamblea constituyente donde se debata, frente al país del saqueo y explotación empresario y sus instituciones corrompidas y antidemocráticas, un proyecto alternativo en el que el pueblo trabajador mande y decida la construcción de un proyecto alternativo al servicio de las necesidades obreras y populares.